Un proceso que se ha reforzado con la pandemia
El ministro de Universidades de España, Manuel Castells, afirmó hace unas semanas que durante el próximo curso académico se retomarán las clases presenciales. Más recientemente aún, el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas han acordado introducir medidas de flexibilización en los protocolos de distanciamiento social, así como para aumentar la ratio de alumnos por aula.
Todas estas propuestas son posibles por el avance en el proceso de vacunación y en el control de la pandemia, pero de forma paralela a esta situación se suceden otros avances en el ámbito de la formación digital.
La Universidad es un buen ejemplo de ello. A pesar de que el presente curso académico se ha enfrentado a una situación muy comprometida por la activación de protocolos Covid-19, la integración de las nuevas tecnologías en el modo de impartir las clases son una buena muestra de transformación digital, como lo es la realización de conferencias, actividades prácticas e incluso exámenes en modalidad online.
Y estos ejemplos de enseñanza virtual, pese a la vuelta de las clases presenciales, seguirán creciendo y asentándose en las universidades españolas y de todo el mundo.
La formación online: una práctica que ha venido para quedarse
La irrupción de la formación online ya no es una práctica pasajera. Antes del confinamiento ya había centros, academias, escuelas de negocio y universidades online que apostaban por este modelo de forma abierta. La pandemia solo ha obligado a acelerar todo el proceso.
Y en él, cabe señalar un aspecto muy relevante: el seguimiento personalizado. Los centros que imparten formación online pueden hacer un mayor acompañamiento de los alumnos y llevar más al día sus inquietudes y su capacidad de aprendizaje.
Tech Universidad Tecnológica es un ejemplo de digitalización de la formación. Este centro está considerado como la universidad digital en español más grande del mundo. Ofrece clases con metodología online en su campus virtual acreditada por muchos países de habla hispana. Además, es común en estos centros llegar a acuerdos de colaboración con otras entidades formativas.
Una tendencia al alza, especialmente durante el confinamiento
Los meses más duros de la pandemia se vivieron en España en la primavera de 2020, cuando el Gobierno decidió decretar un confinamiento total que duró hasta bien entrado el mes de junio. Fue en ese tiempo cuando más se activó la demanda de formación online, tanto en la etapa universitaria como en la formación profesional.
Anna Comina, tutora del Máster Internacional en Nutrición y Dietética de la Escuela de Postgrado y Medicina de Sanidad, señalaba que la modalidad online es la más demandada, muy por encima de los estudios presenciales, y quizás eso se deba a la integración de los procesos de digitalización también en la educación.
Estudiar de manera no presencial implica muchas ventajas para los alumnos. La principal es que pueden compatibilizar esta actividad con su carrera profesional, adaptando sus horarios sin tener que estar sujetos a las clases físicas.
Esto es algo que han entendido bien desde hace años las escuelas de negocio que imparten MBA, posgrados relacionados con la gestión y administración de empresas. Conscientes de que buena parte de sus alumnos son ya profesionales en ejercicio, plantean planes de estudio no presenciales o bien concentran toda la actividad teórica en sesiones muy concretas de clases en las aulas.
¿Qué ventajas ofrece la formación virtual en el ámbito universitario?
Conscientes de que la digitalización es una dinámica a la que no se le puede poner freno, la formación online aparece como el presente y el futuro en los modos de aprendizaje. Se trata de procesos que requieren menos tiempo que la educación presencial, son flexibles y se adaptan a los horarios de trabajo, no obligan a desplazamientos y cuentan además con una mayor facilidad de gestión.
Webinars o clases virtuales pueden ser tan dinámicos, e incluso más, que las clases presenciales. Y ya por el simple hecho de que la educación universitaria tiene que adaptarse a los nuevos tiempos de inmediatez y globalización, renunciar a esta realidad es no subirse al carro de algo que ya es una constante en este presente tan sujeto a cambios.